Dentro del mundo digital, y más concretamente en las redes sociales, la filosofía que debe (o debería) imperar se puede resumir en: compartir contenido, fomentar los contactos con otros usuarios, ganar visibilidad y así difundir más información con muchas más personas. Si alguno de los engranajes de esta sencilla maquinaria no funcionan o se ha puesto alguna traba en el mecanismo, podemos dar al traste con la libre difusión de la información. Existen aplicaciones, que en lugar de ayudar a difundir esta filosofía, son justamente enemigas declaradas de las redes sociales y perjudiciales para el flujo de contenido útil. Un ejemplo de esto es TrueTwit para Twitter, o cómo evitar el spam con spam.